(EL COMERCIO) Un grupo de flamencos sobrevuela la albufera
próxima a la playa del kilómetro 136 de la Panamericana Norte, a solo dos horas
y media de Lima y su bulla. El agua de mar ha formado espejos lejos de la
orilla. La playa apenas tiene olas. Solo el rumor del mar y el revoloteo de las
gaviotas irrumpen el silencio.
En los más de 100 kilómetros que comprende el litoral del
norte chico, que van desde Chancay a Paramonga, ninguna otra playa tiene un
paisaje similar, ni un nombre tan bien merecido: El Paraíso. Está ubicada a
seis kilómetros de la vía, se llega hasta aquí a través de una trocha. En el
lugar no hay servicios básicos, ni comercio, ni transporte, por lo que solo los
que cuentan con movilidad propia suelen frecuentarla.
Elio Murillo, promotor turístico del norte chico, recomienda
visitar El Paraíso un fin de semana para tener tiempo de conocer otros
atractivos cercanos, como la zona arqueológica de Bandurria, Playa Chica y la
ciudad de Huacho.
Tartacay es vecina a El Paraíso, por lo que comparten las
mismas bondades, con la salvedad de que está rodeada de formaciones rocosas
–refugio de varias aves– que la convierten en una playa casi privada.
Tambo de Mora, ubicada en el distrito de Végueta, forma
parte de un circuito histórico compuesto por la isla Don Martín, donde antiguamente
funcionó un depósito de guano, y el punto de desembarco de la gesta libertadora
del general don José de San Martín. El balneario está próximo a la playa
Centinela, donde sí hay baños públicos, restaurantes y energía eléctrica.
La ruta de playas poco concurridas continúa hacia el
kilómetro 179, pasando las famosas albuferas de Medio Mundo. Allí encontramos a
Los Viños, una playa solitaria en la que miles de pequeños cangrejos se
calientan al sol durante el día ante la serenidad del lugar.
A 10 kilómetros, en el distrito de Supe, está Caleta Vidal,
que debe su nombre al patriota supano Francisco Vidal. Se trata de un pueblo de
pescadores, a escasos kilómetros de la Panamericana Norte, pero al que se
requiere también llegar en movilidad particular. Los hijos de los hombres de
mar pescando con hilos y las embarcaciones multicolores forman un paisaje de
postal.
Playa La Isla, en Puerto Supe, completa el circuito de
playas poco concurridas del norte chico que no debe dejar de visitar esta
temporada. Una formación rocosa, que se asemeja a una pirámide, es el centro de
atracción de los bañistas.
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